sábado, 27 de septiembre de 2025

Biografía de la Paleontologia

 


Desde tiempos remotos, la humanidad ha sentido fascinación por los vestigios y las huellas que dejaron los seres que habitaron en un pasado profundo. Restos óseos petrificados, huellas impresas en roca o conchas marinas que se podían encontrar en las montañas fueron, durante siglos, interpretados como huellas de gigantes, dragones o señales divinas. En las civilizaciones antiguas, como la china o la griega, los fósiles no eran comprendidos como testimonios de organismos extintos, sino como curiosidades de la naturaleza o recursos con usos prácticos y simbólicos. Sin embargo, esos mismos restos sembraron preguntas fundamentales sobre los orígenes y transformaciones de la vida. Con la Grecia clásica surgieron las primeras reflexiones racionales: Jenófanes hacia el siglo VI A.C. observó conchas marinas en lo alto de montañas y dedujo que esas regiones habían estado cubiertas por el mar, abriendo de esta manera el paso a una visión más científica. Ya para el Renacimiento, pensadores como Leonardo da Vinci señalaron con claridad que los fósiles eran restos de organismos vivos, anticipando con ello la consolidación de la paleontología como disciplina. Pero el giro decisivo ocurrió en los siglos XVII y XVIII, con el médico y anatomista danés Niels Stensen y el científico francés Georges Cuvier, quienes establecieron los principios estratigráficos y demostraron la realidad de la extinción, transformando así a los fósiles, en evidencias para reconstruir la historia de la vida en la tierra.   

A lo largo del siglo XIX, el descubrimiento sistemático de dinosaurios y la expansión del registro fósil coincidieron con el auge de las teorías sobre evolución, especialmente la propuesta de Charles Darwin, que señaló que las transformaciones biológicas eran en realidad procesos históricos. En el siglo XX, la paleontología se integró a la síntesis evolutiva moderna, incorporando a otras disciplinas como la genética, la ecología y la biología del desarrollo para explicar fenómenos de macroevolución y las extinciones masivas. Finalmente, ya en el siglo XXI, esta ciencia se ha convertido en una ciencia interdisciplinaria que colabora con la biología molecular, la geología, la informática y más recientemente la inteligencia artificial, revelando que los fósiles no son solo huellas del pasado, sino que son en realidad claves para comprender el presente y anticipar el futuro de la vida en la Tierra.

Nuestro viaje de hoy nos lleva hasta la antigüedad para acompañar a la paleontología desde su génesis, hasta la actualidad, explorando de cerca su síntesis histórica y su transformación en una disciplina completa en el campo de la ciencia

Música del capítulo

SabaNeverland - Jurassic Park (Epic Orchestra Mix)
Ambient Cinematics - The Most Peaceful DUNE Music You've Never Heard 
The Legend of Renegade II - Blue Öyster Cult - Don't Fear The Reaper (Sega Genesis Remix)
Blue Öyster Cult - Godzilla

Enlaces del capítulo

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domingo, 14 de septiembre de 2025

Los hilos ocultos de la vida en las arqueas asgardianas


Durante mucho tiempo, se creyó que el citoesqueleto era una característica exclusiva de las células eucariotas, las fibras que lo constituyen son las responsables de dar forma, sostén y permitir la organización interna a estructuras complejas como el núcleo, las mitocondrias y el aparato de Golgi. En contraste, las células procariotas, es decir las bacterias y arqueas, fueron vistas durante décadas como entidades simples, carentes de compartimentos internos definidos y con una organización estructural aparentemente rudimentaria. Sin embargo, en las últimas décadas, este paradigma ha cambiado de manera radical. Gracias a los avances en la microscopía y la biología molecular, hoy sabemos que los procariotas también poseen un citoesqueleto, aunque más sencillo y diverso, que cumple funciones esenciales para su vida.

El citoesqueleto procariota está formado por filamentos proteicos que recuerdan, tanto en estructura como en función, a las proteínas del citoesqueleto eucariota. Entre los ejemplos más conocidos están la proteína FtsZ, que forma anillos en el sitio de división celular y es homóloga a la tubulina eucariota, y la proteína MreB, que se asemeja a la proteína de eucariotas actina y que contribuye a mantener la forma alargada de muchas bacterias. También existe la proteína Crescentina, que curva la célula y permite morfologías especializadas en ciertos tipos bacterianos. 



Estas proteínas no solo determinan la forma celular, sino que participan activamente en procesos vitales como la segregación del material genético, el posicionamiento de plásmidos, la localización de proteínas de membrana y la coordinación celular durante de la división celular.  Aunque los organismos que pertenecen al grupo de las Bacteria y Archaea son procariotas, ambos presentan diferencias fundamentales que son el reflejo de historias evolutivas separadas y muy distintas. 

Sus membranas celulares difieren en la composición química. También difieren en las estructuras de sus paredes celulares, pero lo más importante y que es el criterio que las separa, son las diferencias que existen en la maquinaria genética y los mecanismos de transcripción y traducción, siendo estos últimos más parecidos a los de los eucariotas en las arqueas. Estas distinciones explican por qué ambos dominios desarrollaron componentes citoesqueléticos distintos y adaptados a sus entornos particulares.  

En arqueas, aunque el estudio del esqueleto celular ha sido más reciente y limitado, se han identificado proteínas homólogas a las actinas y tubulinas eucariotas, además de otras proteína exclusivas de este dominio, lo cual sugiere una diversidad todavía poco explorada. Destacan entre ellos nuestros protagonistas el día de hoy, un grupo conocido como Asgardarchaeota, o arqueas asgardianas, cuyas proteínas del citoesqueleto muestran especialmente un gran parecido con las proteínas eucariotas, lo que aporta pistas sobre el posible origen evolutivo de las células complejas.


Así, el citoesqueleto procariota, lejos de ser un hallazgo anecdótico, representa una revolución en nuestra comprensión de estas diminutas células. Un estudio reciente descubrió que algunas arqueas del grupo de las arqueas asgardianas poseen genes que codifican tubulinas especiales llamadas AtubA y AtubB, muy parecidas a las tubulinas α/β de los eucariotas. Estos hallazgos indican que los microtúbulos podrían haber aparecido antes del origen de los eucariotas y que las arqueas asgardianas representan un vínculo evolutivo clave para comprender cómo surgieron estas complejas estructuras celulares.

En nuestro viaje de hoy activaremos las función de hyperreducción, lo que nos permitirá dar una mirada al mundo nanoscópico de las fibras del esquleto en las arqueas asgardianas y tratar de comprender el significado de estos descubrimientos en el contexto del tema de la evolución de la vida y concretamente del linaje eucariota en nuestro planeta

Artículo original

Wollweber, F., Xu, J., Ponce-Toledo, R. I., Marxer, F., Rodrigues-Oliveira, T., Pössnecker, A., Luo, Z. H., Malit, J. J. L., Kokhanovska, A., Wieczorek, M., Schleper, C., & Pilhofer, M. (2025). Microtubules in Asgard archaea. Cell, 188(9), 2451–2464.e26. Disponible en:


Música del capítulo

Scott Buckley - This Too Shall Pass 
Symbology Cinematics - Leto in Caladan - Deep DUNE Ambient Music 
All Eight Bits - Don't Worry, Be Happy 8 Bits Remix
Bobby McFerrin - Don't Worry, Be Happy 

Enlaces 

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miércoles, 10 de septiembre de 2025

Identifiicado posible biomarcador para COVID persistente


El COVID-19, es una enfermedad altamente contagiosa causada por el virus SARS-CoV-2, un betacoronavirus compuesto por una secuencia de ARN. Este virus emergió en la ciudad de Wuhan, China, a finales de 2019, y fue declarado pandemia global por la Organización Mundial de la Salud el día 11 de marzo de 2020. Hasta la fecha, ha causado unas 7,10 millones de muertes en todo el mundo. Su origen es probablemente zoonótico, con una similitud genética del 96% respecto un coronavirus presente en murciélagos llamado “betaCoV RaTG13”, y con posibles huéspedes intermedios como organismos del orden Pholidota, los conocidos pangolines o también algunos mustélidos o visones. Desde su aparición como pandemia el virus ha mutado, generando algunas variantes de preocupación como Alpha, Beta, Gamma, Delta y Omicron, que tienden a aumentar la transmisibilidad o virulencia.

Los síntomas del COVID-19 son muy variados y normalmente, tardan unos 5 días en aparecer. Entre el 18% y el 33% de las personas infectadas no tienen ningún síntoma. Los síntomas más comunes son fiebre, tos, cansancio, dificultad para respirar, pérdida del gusto o el olfato, dolor de garganta, dolor de cabeza, diarrea y sarpullidos en la piel.  En los casos graves, puede empeorar y causar problemas como infección en los pulmones, fallos en la respiración, shock por infección y daños en varios órganos del cuerpo. Alrededor del 6% de estos casos graves terminan en muerte.  Además de los pulmones, puede afectar otros órganos, como daños en los riñones, problemas en el corazón y molestias en el estómago o los intestinos. El tratamiento se enfoca atender las complicaciones respiratorias o digestivas que aparezcan en cada caso, sin embargo, el tratamiento específico se basa en antivirales que se aplican tempranamente, así como moduladores inmunológicos en las fases más tardías de la infección, estas son sustancias que disminuyen la actividad del sistema inmune dado que muchas veces las complicaciones se producen precisamente por la elevada respuesta del sistema inmune ante la infección. La mayoría de los enfermos que presentan los síntomas leves se recuperan en unos 7 a 10 días en casa, pero los casos más graves requieren atención médica. 


El COVID Persistente, o Long Covid, es una condición en la que persisten secuelas de la infección luego de la fase aguda. Esta condición persiste durante al menos 3 meses, manifestándose como un estado continuo, recurrente o progresivo que afecta uno o más sistemas orgánicos y que no se pueden explicar por otra causa.  Los síntomas son variados y multisistémicos, es decir que afectan a varios sistemas del cuerpo, incluyendo fatiga extrema, disnea es decir, dificultad para respirar, dificultades cognitivas, dolor de pecho, dolor de cabeza , pérdida del olfato o gusto, problemas gastrointestinales y erupciones cutáneas. En casos graves, puede progresar a condiciones como el síndrome de fatiga crónica, daño multiorgánico o problemas neurológicos, afectando la calidad de vida y causando discapacidad.  Los síntomas pueden fluctuar, resolverse temporalmente o reaparecer, y no siempre requieren una infección aguda grave; incluso casos leves o asintomáticos pueden derivar en COVID Persistente
 
Las causas de esta condición no se comprenden aún completamente, pero se atribuyen a mecanismos como la persistencia viral, es decir que  algunos fragmentos del virus se mantienen en los tejidos, pero también la inflamación crónica, las respuestas autoinmunes y un malfuncionamiento del tejido que forma los vasos sanguíneos.  Epidemiológicamente, este tipo de COVID, afecta al menos al 10% de los contagiados que manifiestan síntomas, con mayor incidencia en mujeres, adultos mayores de 65 años, personas con condiciones previas como diabetes, hipertensión y obesidad y aquellos que presentan infecciones graves. La prevalencia de esta condición ha disminuido con la aplicación vacunas en pacientes que presentan alguno de los factores mencionados, pero sigue siendo un problema de salud pública global.

El estudio realizado por un equipo encabezado por el inmunólogo, Asghar Abbasi del Instituto Lundquist para la Innovación Biomédica en el Centro Médico Harbor-UCLA., y publicado el pasado 21 de Julio en la revista Infection, investiga un posible biomarcador, es decir una sustancia que se puede utilizar como indicador biológico de enfermedades o procesos corporales, en este caso que estuviera asociado al COVID Persistente.   

Esto lo realizaron mediante la identificación de proteínas que estén relacionadas con la infección por SARS-CoV-2 en unas vesículas extracelulares llamadas Evs presentes en el suero sanguíneo.  Este estudio involucró a 14 adultos con antecedentes confirmados de infección por SARS-CoV-2 y síntomas persistentes durante más de 12 semanas, como fatiga, disnea, intolerancia al ejercicio o malestar post-esfuerzo. Este grupo era diverso: 43% mujeres, 43% hispanos/latinos, la mayoría no hospitalizados durante la infección inicial, con un IMC promedio de 32,5 ± 8,4 y un tiempo medio desde la infección de 17 ± 10 meses. Solo uno no estaba vacunado al inicio del estudio. Se recolectaron muestras de sangre en el estado de  reposo y durante un pico de ejercicio, tanto antes como después de un programa de entrenamiento físico.

Los análisis por espectrometría de masas detectaron unas 65 sustancias de naturaleza proteica, llamadas péptidos únicos en 22 de las 56 muestras. Estos péptidos eran específicos del SARS-CoV-2 y no se superponían con ningún otro tipo de proteína humanas. Cada participante mostró al menos la presencia de un péptido viral en su muestra de plasma, indicando la persistencia de este a largo plazo. 

Sobresale la identificación de un péptido específico, llamado Pp1ab, el cual está codificado por el gen ORF1ab presente en la secuencia del SARS-CoV-2 y que desempeña un papel crucial en la transcripción y replicación del ARN viral.  Este péptido se confirmó en 12 de los 14 participantes. La estructura química de este péptido no registra cambios en asociación con las variantes principales del  virus SARS-CoV-2 como son: Alpha, Delta y Omicron, lo que sugiere que su presencia no depende de la variante viral.


Para comparar los resultados, se analizaron 20 muestras de suero recolectadas antes de la pandemia de exfumadores, y no se detectó la presencia de ningún péptido viral en ellas. Esto resalta la especificidad de los hallazgos en pacientes con COVID persistente. Los investigadores proponen la presencia de Pp1ab en las Evs, podrían indicar actividad viral continua en el huésped, sirviendo como un biomarcador potencial para el diagnóstico y desarrollo de terapias para el COVID Persistente. Sin embargo, se necesita confirmación en estudios adicionales con controles adecuados para evaluar la durabilidad, sensibilidad y especificidad de este biomarcador.

Fuente

Abbasi A, Sharma R, Hansen N, Pirrotte P, Stringer WW. (2025).  Possible long COVID biomarker: identification of SARC-CoV-2 related protein(s) in Serum Extracellular Vesicles. Infection. doi: 10.1007/s15010-025-02612-x. Epub ahead of print. PMID: 40690153. Disponible en:

Para leer más

Cascella M, Rajnik M, Aleem A, et al. Features, Evaluation, and Treatment of Coronavirus (COVID-19) [Updated 2023 Aug 18]. In: StatPearls [Internet]. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; 2025 Jan-. Disponible en:

Mathieu E, Ritchie H., Rodés-Guirao L.,  Appel C., Gavrilov D., et al (2020) - “Coronavirus (COVID-19) Deaths”. OurWorldinData.org.  Disponible en: 

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lunes, 8 de septiembre de 2025

Hominidos - Australopithecus bahrelghazali



Era un caluroso día de verano, en el que había un lago brillante bajo el sol del Plioceno, hace unos 3 y medio millones de años en lo que hoy es el árido desierto del Djurab, Chad.  En sus orillas rodeado de juncos altos y cocodrilos al acecho,  un pequeños homínido olvidado allí murió y dejó su marca, este individuo, que se ha clasificado como perteneciente a la especie Australopithecus bahrelghazali, y apodado "Abel", cuenta una historia de adaptación, supervivencia y un mundo más grande de lo que creíamos.


En 1995, la expedición
Franco-Tchadiense, liderada por el paleontólogo francés Michel Brunet, realizó una prospección de formaciones geológicas del plioceno y pleistoceno en la provincia de Borkou-Ennedi-Tibesti, al norte de Chad, se descubrieron 17 nuevos sitios fosilíferos en la región de Bahr el Ghazal, cerca de Koro Toro.  Este yacimiento denominado KT12 está ubicado a unos 2500 km del Valle del Rift.   Estos fósiles, datados con en poco más de 3.5 millones de años, rompieron el molde: los Australopithecus no estaban solo en África Oriental, sino también en el corazón del África Central


La mandíbula de Abel, muestra una anatomía distinta, aunque también lo suficientemente cercana a la otra especie contemporánea; A. afarensis.  Esto generó un debate taxonómico sobre si ¿es una especie única o una variante regional? Su esmalte dental grueso y su morfología sugieren una dieta flexible, dominada por juncos y otras plantas C4, que Abel probablemente recolectaba en un entorno lacustre de humedales, lagos y pastizales, un mosaico ecológico que lo diferenciaba de sus primos orientales.

El descubrimiento de Abel, es una evidencia a favor de la predicción de Darwin sobre el origen de nuestra especie en África, puesto que evidencian la presencia de homínidos en África durante el Mio-Plioceno, apoyando la idea de un origen africano para la humanidad.



Nuestro viaje de hoy nos llevará hacia el pasado remoto, al centro de África, hace unos 3 y medio millones de años, en donde revisaremos de cerca las características de esta especie y analizaremos la validez de la propuesta taxonómica y sus implicaciones para el entendimiento del origen de nuestro linaje, el linaje humano.

Música del capítulo

Scott Buckley - Signal To Noise
Modest Mouse - Australopithecus
Music For - Tribal Beats - Shaman Dance - Unleash your Primal Self
Music For - INDIAN FLUTE MUSIC for Yoga and Meditation
CHIPTUNE MUSIC - Level 42 - Lesson In Love - Chiptune Cover, 8 Bits
Level 42 - Something About You 

Enlaces

Brunet , M., Beauvilain, A., Coppens, Y. et al. (1995).  The first australopithecine 2,500 kilometres west of the Rift Valley (Chad). Nature 378, 273–275.  Disponible en: https://doi.org/10.1038/378273a0
 
Brunet, M., Guy, F., Pilbeam, D.R., Mackaye, H.T., Likius, A., Ahounta, D., Beauvilain, A., Blondel, C., Bocherens, H., Boisserie, J., Bonis, L.D., Coppens, Y., Dejax, J., Denys, C., Duringer, P., Eisenmann, V., Fanone, G., Fronty, P., Geraads, D., Lehmann, T., Lihoreau, F., Louchart, A., Mahamat, A.H., Merceron, G., Mouchelin, G., Otero, O., Campomanes, P.P., León, M.P., Rage, J.C., Sapanet, M., Schuster, M., Sudre, J., Tassy, P., Valentin, X., Vignaud, P., Viriot, L., Zazzo, A., & Zollikofer, C.P. (2002). A new hominid from the Upper Miocene of Chad, Central Africa. Nature, 418, 145-151.  Disponible en:
 
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viernes, 5 de septiembre de 2025

El "Príncipe Dragón" que cambió la historia de los tiranosaurios

En junio de 2025, un grupo de paleontólogos anunció la revista Nature el descubrimiento de una nueva especie de dinosaurio carnívoro: Khankhuuluu mongoliensis. Curiosamente, este hallazgo no provino de una nueva excavación, sino de un estudio minucioso de huesos que llevaban más de cuarenta años guardados en el Instituto de Paleontología de Mongolia. Los restos habían sido encontrados en los años 70 en el desierto de Gobi, pero no se habían analizado en detalle. Fue el investigador Jared Voris, de la Universidad de Calgary, quien en 2023 se dio cuenta de que los huesos pertenecían a una especie distinta de la que se creía, y no a Alectrosaurus.

Un tiranosaurio pequeño con gran importancia

El nombre Khankhuuluu significa "príncipe dragón" en mongol. Este dinosaurio vivió hace unos 86 millones de años, en la etapa del Cretácico Superior, mucho antes que Tyrannosaurus rex.  Aunque era mucho más pequeño que T. rex, con unos 4 metros de largo y un peso de alrededor de 750 kilogramos, que es similar a un caballo de carga, su importancia es enorme: se le considera el pariente más cercano al famoso depredador de Norteamérica.


Pistas en los huesos

Khankhuuluu tiene características únicas que lo colocan en un punto medio entre los primeros tiranosaurios y los gigantes posteriores. Su cabeza era alargada y relativamente baja, con dientes afilados como cuchillas, perfectos para cortar carne, pero no para triturar huesos. Detalles como sus órbitas oculares redondeadas y pequeñas cavidades en los huesos de la nariz lo diferencian de otros dinosaurios de su grupo, confirmando que se trata de una nueva especie. Esto nos ayuda a entender cómo se diversificaron los tiranosaurios.

Un cazador ágil y las migraciones

A diferencia de T. rex, que dominaba su entorno, se cree que el Khankhuuluu era un cazador ágil de tamaño mediano que se alimentaba de presas más pequeñas y rápidas. Probablemente usaba emboscadas o persecuciones cortas en lugar de una mordida poderosa. Este descubrimiento también ha cambiado lo que sabíamos sobre las migraciones de los tiranosaurios. Los científicos sugieren que el Khankhuuluu, o un pariente cercano, migró desde Asia a Norteamérica hace unos 85 millones de años. En América, este linaje evolucionó para volverse más grande y fuerte, dando origen a los ancestros de T. rex. Esto muestra que la evolución de los tiranosaurios no fue un proceso simple y local, sino que hubo múltiples migraciones entre continentes.


El valor de los museos

El hallazgo del "príncipe dragón" nos recuerda la importancia de las colecciones de los museos. Los fósiles estuvieron guardados durante décadas, y solo un análisis reciente y detallado reveló su importancia. Esto demuestra que los museos no son solo depósitos de huesos antiguos, sino archivos valiosos de la historia de la vida. A veces, los descubrimientos más importantes están esperando a ser redescubiertos en sus estantes.

Khankhuuluu mongoliensis no solo es una nueva especie de dinosaurio, sino que también nos obliga a reescribir la historia evolutiva de los tiranosaurios. Su hallazgo muestra cómo estos depredadores pasaron de ser cazadores ágiles de tamaño mediano a convertirse en los gigantes que conocemos. El descubrimiento nos enseña que la evolución no fue un camino recto hacia el gigantismo, sino una historia de adaptaciones y dispersión por el mundo. El “príncipe dragón de Mongolia” nos recuerda que todavía hay muchos secretos por descubrir, y que las respuestas pueden estar en un museo, esperando ser vistas con nuevos ojos.



Fuente:

Voris, J.T., Zelenitsky, D.K., Kobayashi, Y. et al.  (2025).  A new Mongolian tyrannosauroid and the evolution of Eutyrannosauria. Nature 642, 973–979.  Disponible en: 
https://doi.org/10.1038/s41586-025-08964-6 

Para leer más:

Black R. (2025).  Impactante hallazgo en Mongolia: el dinosaurio que revela los orígenes del T-Rex.  National Geographic. Disponible en:
https://www.nationalgeographicla.com/ciencia/2025/07/impactante-hallazgo-en-mongolia-el-dinosaurio-que-revela-los-origenes-del-t-rex

Gill V. (2025). New species of dinosaur discovered that 'rewrites' T.rex family tree.   BBC News.  Disponible en:  https://www.bbc.com/news/articles/cy8dzv3vp5jo 

Sci-News.  (2025).  New Species of Tyrannosauroid Dinosaur Discovered in Mongolia. Disponible en:
https://www.sci.news/paleontology/khankhuuluu-mongoliensis-13982.html 


 

jueves, 4 de septiembre de 2025

Hipócrates y el juramento que sobrevivio milenios



En la antigua Grecia, alrededor del siglo V a.C., la medicina estaba profundamente entrelazada con la religión, la superstición y la observación empírica limitada. Las enfermedades eran consideradas castigos divinos o resultados de la intervención de espíritus y deidades. Los tratamientos más comunes incluían rituales, ofrendas a los dioses, purgas, sangrías y el uso de amuletos. En medio de este contexto, en la isla de Cos, surgió un médico que cambiaría la historia de la medicina para siempre: Hipócrates. Reconocido como el “Padre de la Medicina”, Hipócrates promovió la idea revolucionaria de que las enfermedades tenían causas naturales y que la observación, la razón y la ética debían guiar la práctica médica.

Hipócrates rechazando los regalos de Artajerjes (grabado)

Hipócrates y su escuela introdujeron el concepto de enfermedad como un fenómeno natural, gobernado por leyes observables del cuerpo humano y del entorno. Esta perspectiva marcó un antes y un después en la medicina, separando el arte de curar de la magia y el mito. Se promovía la observación minuciosa de los pacientes, el registro de los síntomas y la búsqueda de tratamientos que respetaran la integridad del cuerpo. En este marco, surgió lo que hoy conocemos como el Juramento Hipocrático, un conjunto de principios éticos que guiaría a los médicos a lo largo de los siglos.

Aunque no existe certeza absoluta de que Hipócrates haya redactado personalmente el juramento, se le atribuye su autoría dentro del Corpus Hipocrático, una colección de textos médicos y filosóficos que incluían enseñanzas sobre diagnóstico, tratamiento, ética y conducta profesional. El juramento, en sus versiones más antiguas, establece compromisos fundamentales: actuar por el bienestar del paciente, no causar daño deliberadamente, mantener la confidencialidad y transmitir los conocimientos médicos a la siguiente generación. Estas ideas formaron la base de la ética médica y, con el tiempo, se convirtieron en un símbolo universal de la responsabilidad profesional.

Durante la Edad Media, la medicina europea estuvo profundamente influenciada por la Iglesia y el pensamiento religioso. En este periodo, el Juramento Hipocrático sufrió modificaciones para adaptarse a los valores cristianos predominantes. Se incorporaron referencias explícitas a Dios, se reforzó la idea del servicio desinteresado y se promovió la humildad y la obediencia a principios morales y espirituales. Aunque estas adaptaciones modificaban algunos aspectos de la versión original, el núcleo ético permanecía: el médico debía actuar con responsabilidad, dedicación y respeto por la vida.

En paralelo, se preservaron y transmitieron los textos hipocráticos en monasterios y escuelas de medicina surgidas en torno a la Iglesia. Los monjes y eruditos copiaban cuidadosamente los manuscritos y los estudiaban, asegurando que el conocimiento médico antiguo no se perdiera. Esta labor de conservación fue crucial, ya que permitió que los textos de Hipócrates y otros autores griegos y romanos sobrevivieran hasta el Renacimiento.

El Renacimiento supuso un cambio radical en la aproximación a la ciencia y la medicina. El interés por los textos clásicos griegos y romanos llevó a médicos, filósofos y académicos a redescubrir las enseñanzas de Hipócrates, Galeno y otros pensadores antiguos. La imprenta permitió la reproducción masiva de los textos, democratizando el acceso al conocimiento médico. 

Grabado bizantino del juramento hipocrático, siglo XII

En este contexto, el Juramento Hipocrático fue incorporado de nuevo en las universidades europeas, aunque adaptado a los valores humanistas y a la visión científica emergente.  Durante esta época, se promovió la idea de que el médico debía estudiar al paciente en su totalidad: cuerpo, mente y entorno social. Se enfatizó la importancia de la observación directa, la recopilación de casos clínicos y la transmisión del conocimiento a los estudiantes de medicina. El juramento se convirtió en un recordatorio constante de que la práctica médica debía estar guiada por principios éticos, sin perder de vista la humanidad de quienes buscaban ayuda.

Con el advenimiento de la medicina moderna, la ética hipocrática se enfrentó a nuevos desafíos. La creciente especialización médica, la investigación científica y los avances tecnológicos transformaron la práctica clínica. La medicina dejó de ser un arte limitado a la experiencia empírica para convertirse en una ciencia basada en evidencia. Sin embargo, la necesidad de un marco ético sólido continuaba siendo indispensable.  Durante el siglo XIX, se realizaron múltiples intentos de reformulación del Juramento Hipocrático, con el objetivo de adaptarlo a los nuevos contextos científicos y sociales. Universidades en Europa y América comenzaron a exigir que los graduados en medicina pronunciaran un juramento inspirado en Hipócrates, enfatizando la responsabilidad profesional, la confidencialidad y el respeto por la vida humana. Estos cambios aseguraron que, a pesar de la complejidad creciente de la medicina, los principios fundamentales del juramento siguieran vigentes.

Tras las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial, la comunidad médica internacional reconoció la necesidad de actualizar los códigos éticos tradicionales. Los juicios de Núremberg revelaron que médicos habían participado en experimentos inhumanos y violaciones graves a los derechos humanos. En respuesta a todo esto, en el año 1948, la Asociación Médica Mundial adoptó la Declaración de Ginebra, un documento que reinterpretaba los principios del Juramento Hipocrático para la medicina moderna. La Declaración enfatizaba la dignidad del paciente, la igualdad en la atención médica y la obligación del médico de proteger la vida humana, independientemente de raza, religión o estatus social.

Posteriormente, en 1964, el médico y farmacólogo estadounidense Louis Lasagna redactó una versión moderna del Juramento Hipocrático que empezó a utilizarse en facultades de medicina de habla inglesa. Esta versión incorporaba la autonomía del paciente, la necesidad de basar las decisiones médicas en evidencia científica y el compromiso del médico con la actualización constante de sus conocimientos. La esencia del juramento —actuar con integridad, no causar daño y servir a la humanidad— permanecía intacta, demostrando la perdurabilidad de los principios de Hipócrates.

Más allá de su función práctica, el Juramento Hipocrático se convirtió en un símbolo de la ética médica y de la responsabilidad profesional. Su pronunciación en ceremonias de graduación de medicina es un rito que conecta a los médicos contemporáneos con siglos de tradición. Cada palabra del juramento refleja un compromiso profundo con la vida, la ciencia y la sociedad. El juramento también ha influido en debates sobre bioética, investigación médica y derechos del paciente. Conceptos como la confidencialidad, la no maleficencia, la beneficencia y la justicia encuentran en Hipócrates su origen conceptual. 

Incluso en contextos donde se han desarrollado códigos éticos alternativos, como la Declaración de Helsinki o las guías de ética clínica moderna, se reconoce la influencia del juramento original.  A lo largo de los siglos, el Juramento Hipocrático ha estado vinculado a diversas historias y anécdotas que muestran su impacto cultural. Por ejemplo, se cuenta que, en muchas universidades europeas del siglo XIX, los estudiantes de medicina debían pronunciar el juramento ante una imagen de Hipócrates, mientras sosteniendo instrumentos médicos simbólicos. Esta ceremonia servía no solo para formalizar el compromiso ético, sino también para reforzar la identidad profesional y la conexión con la historia de la medicina. Otra curiosidad es que el juramento ha sido objeto de interpretaciones y adaptaciones en distintas culturas. En algunos países, se incluyeron referencias a principios religiosos locales, mientras que en otros se enfatizó la importancia de la igualdad social y el acceso universal a la salud. Esta flexibilidad ha permitido que el juramento sobreviva y permanezca vigente, adaptándose a contextos históricos y sociales cambiantes.

En el siglo XXI, el Juramento Hipocrático sigue siendo relevante, aunque los desafíos médicos se han transformado. La medicina moderna enfrenta dilemas complejos: investigación genética, inteligencia artificial en diagnóstico, decisiones sobre final de vida y pandemias globales. Aun así, los principios esenciales del juramento —integridad, compromiso con la vida y respeto por el paciente— proporcionan un marco ético sólido que guía la práctica médica en estos contextos.  Graduados de medicina de todo el mundo continúan pronunciando versiones adaptadas del juramento. En algunos casos, estas versiones incluyen compromisos explícitos con la sostenibilidad ambiental, la justicia social y la colaboración internacional, mostrando que la esencia del juramento puede coexistir con los valores contemporáneos.  El Juramento Hipocrático ha sobrevivido varios milenios, desde la Grecia antigua hasta el presente, porque encarna principios universales que trascienden el tiempo, la geografía y la cultura. Su historia no solo refleja la evolución de la medicina como ciencia, sino también la construcción de la ética profesional y la responsabilidad social de los médicos. Desde sus raíces en la isla de Cos, pasando por adaptaciones medievales y humanistas, hasta las versiones modernas en facultades de medicina de todo el mundo, el juramento sigue siendo un faro que guía a quienes se dedican a cuidar la vida humana.   

En un mundo donde la tecnología y la ciencia avanzan a un ritmo vertiginoso, recordar las enseñanzas de Hipócrates resulta fundamental. La medicina no solo requiere conocimiento y habilidad técnica, sino también integridad, empatía y un compromiso ético profundo. Por ello, el Juramento Hipocrático permanece vivo: no solo como un texto histórico, sino como un pacto que une a generaciones de médicos alrededor del mundo en un objetivo común: preservar la vida, aliviar el sufrimiento y servir a la humanidad con honor y responsabilidad.

Juramento Hipocrático en griego antiguo

Ὅρκον Ἱπποκράτους

Ἱερὰν ὑπόσχεσιν ἀποτίθεμαι Ἀπόλλωνι ἰατρῷ, Ἀσκληπιῷ, Ὑγιείᾳ καὶ Πανάκειᾳ, καὶ θεοῖς καὶ θεαῖς πᾶσιν ἐπικαλοῦμαι ἐπίκληρον:

Ἐν πρώτοις διδασκάλῳ ὑμῖν, ὡς πατρί, τὴν τέχνην ἐπιστήσομαι καὶ μαθητὰς ἐξεπαιδεύσω ἀνεξαρτήτως μισθοῦ.

Ἐφ᾽ ὠφελείᾳ τῶν ἀσθενούντων ἐφαρμόσω τὰς θεραπείες κατὰ δύναμιν καὶ κρίσιν· καὶ κακόν τε καὶ ἀδίκημα ἀποφεύξομαι.

Οὐ δηλητήριον δώσω οὐδενὶ, οὐδὲ αἰμορραγίαν ἐπιφέρω· οὐ μὴ ἀμβλώσω γυναῖκα.

Τὰ δὲ ἰατρικὰ μυστήρια οὐκ ἐξευρῶ οὐδὲ ἀποκαλύψω.

Juramento Hipocrático Clásico

“Juro por Apolo médico, por Asclepio, por Higía y Panacea, y por todos los dioses y diosas, poniendo por testigos que cumpliré, según mi poder y mi juicio, este juramento y este pacto:
  • Considerar a quien me enseñó este arte como a mis padres, compartir mis conocimientos con mis discípulos sin retribución y enseñarles este arte.
  • Aplicar los regímenes para el beneficio de los enfermos según mi capacidad y juicio; evitar todo mal y toda injusticia.
  • No administrar veneno a nadie, ni sugerirlo; no inducir a una mujer al aborto.
  • Mantener mi vida y mi arte sin corrupción; no practicar la eutanasia.
  • Mantener en secreto todo lo que vea o escuche en la práctica médica, considerando todo esto confidencial.”

Juramento Hipocrático Moderno (Louis Lasagna, 1964)

“Considero la medicina como una vocación y no solo como un oficio. Me comprometo a dedicar mi vida al servicio de la humanidad.
  • Otorgaré a mis maestros y colegas el respeto que merecen y compartiré mis conocimientos con generosidad.
  • Practicaré mi arte con conciencia y dignidad, y ante todo, no causaré daño intencionadamente.
  • Mantendré respeto por la autonomía del paciente y protegeré su confidencialidad.
  • Respetaré los secretos de aquellos que confían en mí, y haré todo lo posible para aliviar el sufrimiento.
  • Reconozco los límites de mis conocimientos y me comprometo a actualizarlos constantemente, procurando siempre el bienestar de los enfermos y el progreso de la ciencia médica.”
Música del capítulo


Sound Of Freedom - Cinematic

Ryan Rad - Ancient Greek Lyre - Oracles of the Pythia



Para leer más

01. Sánchez-Salvatierra, J.M., & Taype-Rondan, A. (2018). Evolución del Juramento Hipocrático: ¿qué ha cambiado y por qué?. Revista Médica De Chile, 146(12).

02.  Eraso-López J.  (2016).  El Juramento Hipocrático y la declaración actual.  Asociación Nacional de Médicos de Colombia.  Disponible en:

03.  Remis, J. A.,  (2009). Pasado y presente del juramento Hipocrático Análisis de su vigencia. Revista Argentina de Radiología, 73(2), 139-141. Disponible en:

04.  Zanetta-Brener  P., Lichtenstein A.   (2022).  Juramento de Hipócrates: un análisis crítico.   Rev. bioét. (Impr.) 30(3):516-24. Disponible en:  

05.  Davey, L.M. (2001).  The Oath of Hippocrates: An Historical Review.  Neurosurgery, Vol. 49, No. 3. Disponible en:  
 

miércoles, 3 de septiembre de 2025

El Misterio de los Denisovanos. ¿quienes eran los denisovanos y por qué sabemos tan poco de ellos?


Los denisovanos son un grupo de humanos extintos quienes, junto a los neandertales, están relacionados con los humanos modernos. Sin embargo, a diferencia de los neandertales, de los cuales existen muchos fósiles, el conocimiento sobre los denisovanos es casi en su totalidad a través de su ADN antiguo. Prácticamente, el único rastro físico que tenemos de ellos son un puñado de huesos pequeños, incluyendo un fragmento de dedo, algunos dientes y una mandíbula, lo que significa que su apariencia física, o morfología, sigue siendo un gran misterio para los científicos. La escasez de fósiles verificados hace que sea extremadamente difícil estudiar su anatomía y entender cómo se adaptaron a los entornos que habitaron. 

Para enfrentar este desafío, un grupo de investigadores encabezados por Nadav Mishol, del Departamento de Genética Molecular del Instituto de Ciencias Weizmann en Israel, adoptó un enfoque innovador que se aleja de la paleontología tradicional. En lugar de comenzar con los huesos para luego tratar de identificar a quién pertenecían, ellos decidieron hacer lo contrario: partieron del ADN para predecir cómo se veían. Para ello, desarrollaron una técnica, a la que llamaron "fenotipado de la regulación de genes". En términos sencillos, lo que hicieron fue identificar los cambios en el ADN de los denisovanos que probablemente alteraron la forma de sus huesos. 

Parten de la analogía de que el ADN se puede entender como un manual de instrucciones para construir el cuerpo; los investigadores se enfocaron en los pequeños cambios que se pueden encontrar en ese manual que podrían haber hecho que, por ejemplo, los huesos de la cara o el cráneo se desarrollaran de una manera particular.  Con esta información genética, los científicos crearon un "perfil" o una especie de "identikit" de la morfología esperada para el cráneo de un denisovano. Este perfil es esencialmente una lista de 18 características esqueléticas que, según sus predicciones, eran únicas o muy distintivas de los denisovanos.   Este perfil es esencialmente una lista de predicciones genéticas sobre cómo se vería su anatomía.  

Cráneo de Harbin.  Fuente National Geographic

Una vez que tenían este perfil, el siguiente paso fue la "búsqueda". Escanearon así el registro de fósiles del Pleistoceno Medio, es decir entre unos 781.000 y 126.000 años atrás, analizando cuidadosamente los cráneos y mandíbulas que se conocen de diferentes partes del mundo, incluyendo Europa, Asia y África. Su objetivo era encontrar cuál de estos fósiles tenía la mayor cantidad de características que coincidieran con el perfil que habían predicho. Para esto, no solo contaron las coincidencias, sino que desarrollaron una medida cuantitativa para evaluar el grado de afinidad de cada fósil con el perfil denisovano. De esta forma, pudieron determinar cuáles eran los "candidatos" más probables para ser fósiles de denisovanos o, al menos, estar estrechamente relacionados con ellos.

Los autores del artículo descubrieron que dos cráneos en particular, encontrados en Asia Oriental, mostraban una afinidad excepcional con su perfil predicho: el cráneo de Harbin y el cráneo de Dali.   El nivel de coincidencia fue extraordinariamente alto. De las 18 características que el perfil denisovano predijo para el cráneo, el de Harbin coincidió en 16 de ellas, mientras que el de Dali mostró una concordancia de 15 de las 18. Para poner esto en perspectiva, esta afinidad fue significativamente más alta que la de cualquier otro espécimen de esa misma época que examinaron, incluyendo a los neandertales, que son nuestros parientes más cercanos. 

Cráneo de Dali.  Fuente NutcrackerMan

Pero los hallazgos no se detuvieron en Asia. El estudio también reveló que el espécimen Kabwe 1, o Broken Hillun cráneo encontrado en África, también mostraba una fuerte afinidad con el perfil denisovano, aunque en un grado menor que Harbin y Dali. Este es un hallazgo muy importante porque sugiere que los denisovanos, o al menos las características morfológicas que los definían, podrían haber tenido una distribución geográfica mucho más amplia de lo que se pensaba, extendiéndose incluso hasta África.   Los autores se aseguraron de que sus resultados fueran sólidos y no una coincidencia. Realizaron pruebas adicionales para demostrar que la alta concordancia no se debía simplemente a que los cráneos tuvieran un tamaño similar, sino a las formas y características específicas de sus huesos. Esto confirma que el parecido es genuino y se basa simplemente en la morfología.



Kabwe 1 o cráneo de Broken Hill 1

El Significado de los Hallazgos

Después de haber revelado que los cráneos de Harbin y Dali son los principales candidatos para ser fósiles de denisovanos, los autores del artículo se centran en las implicaciones de estos hallazgos para la ciencia. La conclusión más importante es que este estudio proporciona una nueva manera de identificar a nuestros parientes extintos, incluso cuando no se puede obtener ADN directamente de los huesos. Es como si hubieran creado una nueva "herramienta" para los paleoantropólogos.  Los autores argumentan que la alta afinidad que encontraron entre el perfil denisovano y los cráneos de Harbin y Dali no es una coincidencia. Estos cráneos habían sido previamente clasificados de diferentes maneras, a menudo como formas arcaicas de Homo sapiens o como una especie separada. 

El estudio sugiere que, en realidad, podrían ser parte del linaje denisovano. Esto significa que debemos reconsiderar la forma en que clasificamos y entendemos a estos fósiles.  Además, el hallazgo de que el cráneo de Broken Hill 1 de África también tiene una afinidad, aunque menor, con el perfil denisovano es especialmente intrigante. Este resultado abre la posibilidad de que el linaje denisovano no estuviera limitado a Asia, como se pensaba, sino que podría haber tenido una presencia en África, o que las características que definen a los denisovanos surgieron y se extendieron por un área mucho más amplia. Esto cambia nuestra comprensión de cómo y dónde evolucionaron los primeros humanos.

Basado en el cráneo del “hombre dragón”, que representa cómo podría haber sido el aspecto del Homo longi cuando vivía durante el Pleistoceno medio, hace más de 146 000 años el artista John Gurche creó este modelo.  Fuente National Geographic

Finalmente, los autores concluyen que su método de "fenotipado genético" es una forma poderosa de complementar la paleoantropología tradicional. No reemplaza el análisis de los fósiles, sino que proporciona una perspectiva completamente nueva y basada en la genética para guiar las investigaciones futuras. Este estudio no solo identifica posibles fósiles denisovanos, sino que también abre la puerta a una nueva era de descubrimientos sobre la evolución humana, utilizando la información de nuestro ADN para iluminar el pasado.

En resumen, este artículo establece un nuevo estándar en el campo. No solo propone respuestas a preguntas de larga data, sino que también crea un marco para futuras investigaciones. La combinación de la genética con la morfología de los fósiles permite a los investigadores formular y probar hipótesis de una manera que antes no era posible, lo que promete nuevos y emocionantes descubrimientos sobre nuestros parientes extintos.

Fuente:

N. Mishol, G. Herzlinger, Y. Rak, U. Smilanksy, L. Carmel, & D. Gokhman. (2025). Candidate Denisovan fossils identified through gene regulatory phenotyping, Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 122 (35) e2513968122, Disponible en:

https://doi.org/10.1073/pnas.2513968122


Para leer más

Ni, X., Ji, Q., Wu, W., Shao, Q., Ji, Y., Zhang, C., Liang, L., Ge, J., Guo, Z., Li, J., Li, Q., Grün, R., & Stringer, C. (2021). Massive cranium from Harbin in northeastern China establishes a new Middle Pleistocene human lineage. Innovation (Cambridge (Mass.)), 2(3), 100130. Disponible en:

Sáez R. 2022. Homo daliensis, Homo longi y denisovanos.  NutcrackerMan.  Disponbible en:

Vernimmen T. 2025.  Hallazgo clave: científicos identificaron al “hombre dragón”, un nuevo tipo de humano.  National Geographic. Disponible en: