miércoles, 10 de septiembre de 2025

Identifiicado posible biomarcador para COVID persistente


El COVID-19, es una enfermedad altamente contagiosa causada por el virus SARS-CoV-2, un betacoronavirus compuesto por una secuencia de ARN. Este virus emergió en la ciudad de Wuhan, China, a finales de 2019, y fue declarado pandemia global por la Organización Mundial de la Salud el día 11 de marzo de 2020. Hasta la fecha, ha causado unas 7,10 millones de muertes en todo el mundo. Su origen es probablemente zoonótico, con una similitud genética del 96% respecto un coronavirus presente en murciélagos llamado “betaCoV RaTG13”, y con posibles huéspedes intermedios como organismos del orden Pholidota, los conocidos pangolines o también algunos mustélidos o visones. Desde su aparición como pandemia el virus ha mutado, generando algunas variantes de preocupación como Alpha, Beta, Gamma, Delta y Omicron, que tienden a aumentar la transmisibilidad o virulencia.

Los síntomas del COVID-19 son muy variados y normalmente, tardan unos 5 días en aparecer. Entre el 18% y el 33% de las personas infectadas no tienen ningún síntoma. Los síntomas más comunes son fiebre, tos, cansancio, dificultad para respirar, pérdida del gusto o el olfato, dolor de garganta, dolor de cabeza, diarrea y sarpullidos en la piel.  En los casos graves, puede empeorar y causar problemas como infección en los pulmones, fallos en la respiración, shock por infección y daños en varios órganos del cuerpo. Alrededor del 6% de estos casos graves terminan en muerte.  Además de los pulmones, puede afectar otros órganos, como daños en los riñones, problemas en el corazón y molestias en el estómago o los intestinos. El tratamiento se enfoca atender las complicaciones respiratorias o digestivas que aparezcan en cada caso, sin embargo, el tratamiento específico se basa en antivirales que se aplican tempranamente, así como moduladores inmunológicos en las fases más tardías de la infección, estas son sustancias que disminuyen la actividad del sistema inmune dado que muchas veces las complicaciones se producen precisamente por la elevada respuesta del sistema inmune ante la infección. La mayoría de los enfermos que presentan los síntomas leves se recuperan en unos 7 a 10 días en casa, pero los casos más graves requieren atención médica. 


El COVID Persistente, o Long Covid, es una condición en la que persisten secuelas de la infección luego de la fase aguda. Esta condición persiste durante al menos 3 meses, manifestándose como un estado continuo, recurrente o progresivo que afecta uno o más sistemas orgánicos y que no se pueden explicar por otra causa.  Los síntomas son variados y multisistémicos, es decir que afectan a varios sistemas del cuerpo, incluyendo fatiga extrema, disnea es decir, dificultad para respirar, dificultades cognitivas, dolor de pecho, dolor de cabeza , pérdida del olfato o gusto, problemas gastrointestinales y erupciones cutáneas. En casos graves, puede progresar a condiciones como el síndrome de fatiga crónica, daño multiorgánico o problemas neurológicos, afectando la calidad de vida y causando discapacidad.  Los síntomas pueden fluctuar, resolverse temporalmente o reaparecer, y no siempre requieren una infección aguda grave; incluso casos leves o asintomáticos pueden derivar en COVID Persistente
 
Las causas de esta condición no se comprenden aún completamente, pero se atribuyen a mecanismos como la persistencia viral, es decir que  algunos fragmentos del virus se mantienen en los tejidos, pero también la inflamación crónica, las respuestas autoinmunes y un malfuncionamiento del tejido que forma los vasos sanguíneos.  Epidemiológicamente, este tipo de COVID, afecta al menos al 10% de los contagiados que manifiestan síntomas, con mayor incidencia en mujeres, adultos mayores de 65 años, personas con condiciones previas como diabetes, hipertensión y obesidad y aquellos que presentan infecciones graves. La prevalencia de esta condición ha disminuido con la aplicación vacunas en pacientes que presentan alguno de los factores mencionados, pero sigue siendo un problema de salud pública global.

El estudio realizado por un equipo encabezado por el inmunólogo, Asghar Abbasi del Instituto Lundquist para la Innovación Biomédica en el Centro Médico Harbor-UCLA., y publicado el pasado 21 de Julio en la revista Infection, investiga un posible biomarcador, es decir una sustancia que se puede utilizar como indicador biológico de enfermedades o procesos corporales, en este caso que estuviera asociado al COVID Persistente.   

Esto lo realizaron mediante la identificación de proteínas que estén relacionadas con la infección por SARS-CoV-2 en unas vesículas extracelulares llamadas Evs presentes en el suero sanguíneo.  Este estudio involucró a 14 adultos con antecedentes confirmados de infección por SARS-CoV-2 y síntomas persistentes durante más de 12 semanas, como fatiga, disnea, intolerancia al ejercicio o malestar post-esfuerzo. Este grupo era diverso: 43% mujeres, 43% hispanos/latinos, la mayoría no hospitalizados durante la infección inicial, con un IMC promedio de 32,5 ± 8,4 y un tiempo medio desde la infección de 17 ± 10 meses. Solo uno no estaba vacunado al inicio del estudio. Se recolectaron muestras de sangre en el estado de  reposo y durante un pico de ejercicio, tanto antes como después de un programa de entrenamiento físico.

Los análisis por espectrometría de masas detectaron unas 65 sustancias de naturaleza proteica, llamadas péptidos únicos en 22 de las 56 muestras. Estos péptidos eran específicos del SARS-CoV-2 y no se superponían con ningún otro tipo de proteína humanas. Cada participante mostró al menos la presencia de un péptido viral en su muestra de plasma, indicando la persistencia de este a largo plazo. 

Sobresale la identificación de un péptido específico, llamado Pp1ab, el cual está codificado por el gen ORF1ab presente en la secuencia del SARS-CoV-2 y que desempeña un papel crucial en la transcripción y replicación del ARN viral.  Este péptido se confirmó en 12 de los 14 participantes. La estructura química de este péptido no registra cambios en asociación con las variantes principales del  virus SARS-CoV-2 como son: Alpha, Delta y Omicron, lo que sugiere que su presencia no depende de la variante viral.


Para comparar los resultados, se analizaron 20 muestras de suero recolectadas antes de la pandemia de exfumadores, y no se detectó la presencia de ningún péptido viral en ellas. Esto resalta la especificidad de los hallazgos en pacientes con COVID persistente. Los investigadores proponen la presencia de Pp1ab en las Evs, podrían indicar actividad viral continua en el huésped, sirviendo como un biomarcador potencial para el diagnóstico y desarrollo de terapias para el COVID Persistente. Sin embargo, se necesita confirmación en estudios adicionales con controles adecuados para evaluar la durabilidad, sensibilidad y especificidad de este biomarcador.

Fuente

Abbasi A, Sharma R, Hansen N, Pirrotte P, Stringer WW. (2025).  Possible long COVID biomarker: identification of SARC-CoV-2 related protein(s) in Serum Extracellular Vesicles. Infection. doi: 10.1007/s15010-025-02612-x. Epub ahead of print. PMID: 40690153. Disponible en:

Para leer más

Cascella M, Rajnik M, Aleem A, et al. Features, Evaluation, and Treatment of Coronavirus (COVID-19) [Updated 2023 Aug 18]. In: StatPearls [Internet]. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; 2025 Jan-. Disponible en:

Mathieu E, Ritchie H., Rodés-Guirao L.,  Appel C., Gavrilov D., et al (2020) - “Coronavirus (COVID-19) Deaths”. OurWorldinData.org.  Disponible en: 

Nhacolo A, Madewell ZJ, Muir JA, Sacoor C, Xerinda E, Matsena T, Jamisse E, Bassat Q, Whitney CG, Mandomando I, Cunningham SA. (2023).  Knowledge of COVID-19 symptoms, transmission, and prevention: Evidence from health and demographic surveillance in Southern Mozambique. PLOS Glob Public Health; 3(11):e0002532. Disponible en:  

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WHO.  (2025) Coronavirus disease (COVID-19).  World Health Organization. Disponible en: 




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